Este programa constructivo inició como respuesta de ciudadanos preocupados por las consecuencias que tubo en 1976 la creación de un reclusorio en Cuautepec, su demarcación. Como alternativa para promover que las niñas, niños y jóvenes no se quedaran en casa y para romper con la violencia del barrio, se creó un taller para aprender a tocar, cantar y danzar el SON mexicano.
El proyecto abarca más de 60 colonias cercanas y también involucra a las amas de casa. Se les enseña a hacer instrumentos musicales, principalmente jaranas. El primer instrumento que elaboran es para sus hijos y/o hijas. El segundo es para venta, para contribuir a los gastos de su familla.
El taller se sostiene con recursos y donaciones, además de que para quienes participan no tienen costo alguno. También se llevan a cabo festivales para invitar a más personas, que participen y para vender los instrumentos.
Se fomentan proyectos culturales y musicales autogestivos, ya que en México este tipo de actividades no recibe apoyo.